Mostrando entradas con la etiqueta Documental. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Documental. Mostrar todas las entradas

miércoles, 9 de mayo de 2012

SHOSTAKOVICH AGAINST STALIN: THE WAR SYMPHONIES de Larry Weinstein (1997)



Cambiamos de tercio musical para adentrarnos en uno de los documentales que más me han tocado la fibra de todos cuantos he visto, algo en parte debido a mi profundo amor por la obra de Dmitri Shostakovich, probablemente el último gran compositor que haya dado la música clásica. A través de la dura vida del genio soviético, de su música, nos adentraremos en los oscuros años de la terrorífica represión estalinista, donde el "Gran Líder" se afanó por enterrar la mayoría de las conquistas de Octubre, incluidos los principales partícipes de la misma. Uno de sus actos más terribles, además de acabar con la vida de 30 millones de personas en los campos de concentración, fue aplastar a toda la generación de artistas surgidos al calor de la Revolución y que asombraron al mundo entero por su talento e ideas novedosas, caso de Kandinski, Maiakovski, Malévich o Tatlin. Precursores de corrientes como la abstracción o el constructivismo, fueron arrollados por esa monstruosidad que respondía al nombre de "realismo socialista", y que no era otra cosa que encadenar el arte para mayor gloria de la burocracia soviética. Lejos, muy lejos, de los ideales que alumbraron la mayor revolución del siglo XX...

Shostakovich, más joven que los artistas anteriormente citados, creció prácticamente bajo gobierno soviético, y aunque no participó de la Revolución de Octubre sus simpatías por la misma y sus logros eran muy grandes, pero siempre desde un segundo plano ya que siempre sintió cierto desapego respecto a la política (cada vez mayor según la burocracia soviética iba creciendo en poder y despotismo). Su amistad con Tujachevski, Mariscal del Ejército Rojo y mano derecha de León Trotsky (además de precursor de la Guerra Relámpago utilizada por los alemanes en la II Guerra Mundial, toda una ironía), le puso en el punto de mira de la represión en los años de las Grandes Purgas, y tan sólo el tremendo apoyo que su música cosechaba entre el pueblo le salvó de morir en los helados campos de Siberia. Eso y que el agente encargado de ajusticiarle fue purgado un día antes de que Dmitri se presentara en las dependencias de la KGB, lo que habla de la absoluta sinrazón de aquellos pavorosos años. 



El documental arranca en aquellos funestos días, y a través de entrevistas con familiares, amigos, y supervivientes de la época se va trazando el perfil de un artista apasionado, optimista y genial que tuvo que enfrentar su música a las críticas despiadadas de una burocracia incapaz de comprender su visión revolucionaria de la composición clásica. La conducción musical del documental cae en manos de Valery Gergiev y la Netherlands Radio Philharmonic, trasladando a la perfección las maravillosas sinfonías (de la Cuarta a la Novena) que Shostakovich compuso en su velado combate contra Stalin. En el caso de la Cuarta, una enorme sinfonía de más de una hora y con unos requerimientos de tamaño de orquesta gigantescos, no fue interpretada hasta 1961 (tres décadas después) en parte por deseos del propio autor, consciente de que si veía la luz podía significar la sentencia de muerte para él y su familia. Se trata de una composición con la marca ineludible de Shostakovich, tremendamente perturbadora y llena de atonalidad y atmósferas oscuras, toda una visión profética de lo que estaba por llegar. Para muchos es la gran obra del soviético (él incluido), pero sinceramente veo muy complicado decantarse por una sola de sus sinfonías. Otro de los puntos álgidos del documental es la parte concerniente al sitio alemán de Leningrado, ideado personalmente por Hitler y que tenía el objetivo de doblegar la ciudad matándola de hambre y frío. Dos años de cerco en el que murieron casi millón y medio de habitantes y que llegó a ocasionar actos desesperados de canibalismo, pero que no consiguió doblegar a los habitantes de la metrópoli. En 1941, entre el ruido de obuses y las explosiones, una orquesta mermada por las muertes interpretó ante una Filarmónica abarrotada de famélicos, harapientos pero orgullosos trabajadores su famosa Séptima Sinfonía (también llamada Leningrado), todo un símbolo mundial de la resistencia frente a la barbarie nazi. Impresionante escuchar los testimonios de los supervivientes, su comunión con la música y el sentimiento de que aunque al terminar cayera una bomba que los matase a todos, hubiera merecido la pena tan sólo por haber tenido la oportunidad de escuchar aquella obra. Pocos músicos han recibido un halago mayor en la Historia. La Octava Sinfonía, compuesta cuando la URSS estaba a punto de derrotar a la Alemania nazi, cayó como un jarro de agua fría entre una burocracia que pensaba había llevado a Shostakovich a su redil. Mezcla de alegría forzada y augurios ominosos, hablaba del temor del compositor a que tras la guerra se volviera a las purgas de los años 30, con una clase dirigente aún más poderosa tras ponerse los galones de "salvadores" de la patria (los verdaderos fueron los más de 20 millones de anónimos rusos que dejaron las vidas en las trincheras). Aún mayor fue el impacto de su Novena, pues al igual que Beethoven o Mahler (su gran influencia) los burócratas esperaban la "gran sinfonía", evidentemente dedicada a mayor gloria de la URSS y sus líderes. El resultado fue el Shostakovich más mordaz, sarcástico e hiriente, toda una burla tanto al Kremlin como a los compositores occidentales, que hoy día está considerada una de sus grandes obras. 


Todo un ejemplo de que a pesar de que se intente estrangular o utilizarlo para tal o cual causa, el arte sólo alcanza su esplendor cuando es libre, porque nace del corazón, de las entrañas, y nunca del frío cálculo. Y, como Shostakovich, siempre habrá artistas valientes que desafíen las cadenas y la barbarie, en este caso con el latir de toda una nación entre notas musicales.


viernes, 23 de marzo de 2012

BLOOD, SWEAT + VINYL: EXTRAS



En vista del éxito que ha tenido el documental Blood, Sweat + Vinyl, me he decidido a poner a vuestra disposición el segundo DVD de la edición especial. 2 horas de actuaciones en directo inéditas de las diferentes bandas que aparecen en el mismo, y en las que descubriréis los niveles de intensidad sobrehumanos que Isis o Neurosis imprimen a sus conciertos, la demencia maravillosa de Oxbow, el irresistible gancho de Cave In, la magia psicodélica de Grails o la contundencia de Pelican, entre otros. Espero que lo disfrutéis y, que al igual que me ha pasado a mi, os ayude a seguir profundizando en la miríada de propuestas que laten en el interior de la música underground norteamericana.



sábado, 17 de marzo de 2012

BLOOD, SWEAT + VINYL: DIY IN THE 21ST CENTURY de Kenneth Thomas (2011)



El documental de música que muchos estábamos esperando, nuestro gran documento generacional. Blood, Sweat + Vinyl es una mirada en profundidad a ese universo englobado bajo la imprecisa etiqueta de post-metal y que incluye algunas de las bandas más importantes que la música ha dado en las dos últimas décadas. Recogiendo 5 años de trabajo del director Kenneth Thomas, el documental va mucho más allá y centra su mirada en la filosofía Do It Yourself que mueve a dichas formaciones, un ideal que escupe en la concepción del arte como un producto de consumo y que, alejándose de la gran industria, articula la música como inseparable de otras disciplinas, en especial la creación audiovisual y el diseño gráfico. Para ello analiza tres de los sellos fundamentales dentro de la escena: Hydra Head (capitaneado por Aaron Turner de Isis), Neurot Recordings (cuartel general de Neurosis a través de Steve Von Till y Scott Kelly) y el ecléctico Constellation (hogar de los desaparecidos Godspeed You! Black Emperor y de su actual reencarnación Thee Silver Mt Zion Memorial Orchestra).

Poco se puede decir que no se haya dicho ya de los todopoderosos Isis, probablemente la banda más influyente de la escena, merced a clásicos modernos como Oceanic, Celestial o Panopticon. A través de una propuesta capaz de golpear con todo el músculo de la tectónica desatada a la par que sumergirte en evocadores pasajes de belleza ultramundana, el quinteto son la precisión matemática cuando se introduce en el proceso creativo, una máquina de relojería perfecta cuyo único fin es demostrate que existe la vida en otros planetas, y efectivamente es mucho más inteligente que nosotros. Su líder y cabeza visible, Aaron Turner, también lo es del imprescindible sello californiano Hydra Head, que sin necesidad de contratos y con la confianza y el respeto por la música como principales valedores de su nombre ha reunido bajo su bandera a algunas de las bandas más importantes del siglo XXI. A través de entrevistas y maravillosos directos conoceremos más a fondo a formaciones como los Jesu del dios Justin Broadrick, degustaremos el sabor agridulce de la fama con Cave In y, por supuesto, veremos el genuino engranaje que mueve la maquinaria de los citados Isis.


Tras ello le llega el turno a la que en mi opinión es una de las bandas más grandes e influyentes que jamás nos haya regalado la música: Neurosis. Repasar su discografía es postrarse ante una sucesión de obras maestras sin igual, en continuo cambio y evolución, con la libertad creativa más absoluta como bandera. Souls At Zero, Enemy Of The Sun, Through Silver In Blood, Times Of Grace, A Sun That Never Sets... Pocas, muy pocas bandas en la historia pueden alardear de unos títulos a ese nivel. De la mano de dos de sus más notorias cabezas pensantes, Steve Von Till y Scott Kelly, descubriremos que todos los beneficios que generan Neurosis (que a pesar de su condición underground supongo que no serán pequeños) son reinvertidos en su totalidad en apoyar a bandas editando sus discos con Neurot Recordings. Renunciar a vivir de tu música para hacerlo por ella, una lección de integridad y principios que supone todo un rayo de esperanza en este mundo de individualismo e intereses. Repasaremos también algunas de las formaciones más importantes del sello afincado en Idaho, muy diferentes entre sí pero con la misma concepción de la música y el proceso creativo: los gigantes del hardcore Converge, los legendarios Oxbow, los apocalípticos A Storm Of Light o los inclasificables Grails


Y para terminar fijamos la mirada hacia el norte, a la fría Montreal, lugar donde se ubica la sede de Constellation, la "rarita" de la familia. Un sello mucho más enfocado al indie que al metal y que fue hogar en su día de los añorados Godspeed You! Black Emperor, ahora reconvertidos en los sorprendentes Thee Silver Mt Zion Memorial Orchestra. Con un discurso político más abiertamente izquierdista y los ecos del movimiento hippie todavía resonando en sus cabezas (aunque lo nieguen), en la propuesta de los canadienses se dan la mano el folk, el ambient, el rock progresivo... todo ello con el claro objetivo de arrancarse cualquier corsé estilístico que pueda endosárseles. Despojándose del peso que supone arrastrar el cuerpo (¿muerto?) del post-rock, las bandas de Constellation miran al futuro con valentía y principios a prueba de bombas. Buenos ejemplos de ello son las propuestas de inclasificables combos como Evangelista o los enormes Do May Say Think, que demuestran que el rock y el pop independientes no se mueven al son de los dictados de Pitchfork.


En resumidas cuentas estamos ante un documental imprescindible para todo aquel que quiera saber donde reside el corazón de la autenticidad en la música del siglo XXI. Un golpe en la mesa y la declaración de que la filosofía DIY sigue igual de viva que hace tres décadas. NUESTRO GRAN DOCUMENTAL GENERACIONAL

"A veces sientes que es una batalla por tu alma. Tienes que hacer estas cosas por tu alma, y si no las haces lo pagas con ella" - Steve Von Till (Neurosis)




jueves, 23 de febrero de 2012

EXIT THROUGH THE GIFT SHOP de Banksy (2010)




Decía Oscar Wilde que el Arte es la cosa más seria de este mundo, mientras que el artista es la persona que nunca lo está. El misterioso y genial Banksy parece amoldarse perfectamente a esa máxima, combinando una de las obras más geniales e innovadoras de nuestro tiempo con un cinismo, sátira y capacidad de reirse de él mismo sorprendentes. A pesar de partir de una disciplina, el graffitti, considerada delictiva por las leyes y poco menos que un pasatiempo por los gurús del arte, el artista ha conseguido llegar a un estatus en el que se pelean encarnizadamente por una de sus piezas, llegándose a pagar por las mismas verdaderas fortunas en las más prestigiosas galerías de medio mundo. ¿Ironía? ¿Justicia poética? ¿Fagocitación por el sistema? Eso es lo que plantea en este documental el creador británico, escondido todavía en el anonimato, y que a través de un divertido y surrealista viaje al corazón del graffitti consigue elevar una reflexión sobre el arte que va mucho  más allá de disciplinas y tiene como blanco el gran circo en que ha devenido la industria artistíca, valga la redundancia. 



Estamos ante un documental engañoso, que se cubre de mil ropajes argumentales y cortinas de humo para llegar al fondo de la cuestión, pero que muestra una capacidad de dar en la diana e invitar a la reflexión como muy pocos han conseguido. Volviendo a citar al gran Oscar Wilde: "Dad una máscara al hombre y os dirá la verdad". Partiendo de un formato de falso documental, ETTGS se centra en las andanzas de un personaje obsesionado con grabar todo lo que ocurre a su alrededor (Thierry Guetta), un individuo que tiene mucho más de voyeur obsesivo que de artista (de lo que tiene muy poco). En un momento dado su obsesión da con el arte callejero, y comienza su peregrinar cámara en mano al lado de los más insignes artistas del ramo a nivel mundial, compartiendo sus pateadas kilométricas, su miedo a ser atrapados por la policía y la constante búsqueda de la transgresión. Y finalmente consigue su sueño de mirón digital, encontrarse con el gurú del graffitti, Banksy, momento en el que el documental muta y se transforma en otra cosa muy diferente, mayor, y más profuda.


Porque de un clásico trazo argumental basado en conocer a los diferentes artistas, sus motivaciones y vicisitudes, el paisaje se convierte en un maelstrom de reflexiones y discursos metalingüísticos. Rompiendo todas las normas y reglas preestablecidas, ETTGS se adentra en el corazón mismo del arte, de su definición y en el complicado discernimiento de lo que es o no es válido. Movido por la fiebre de grabar todo lo que acontece, a nuestro protagonista se le queda pequeña incluso la figura de Banksy, terminado él mismo por convertirse en toda una estrella inmersa en el fastuoso y superficial mundo de la industria artística. Es en ese momento en el que el documental se convierte en algo único, excepcional, postmodernismo puro y duro y, sobre todo, sin perder ni un ápice de mordiente ni diversión. Lejos de caer en un acto de estéril panfletismo, el trabajo de Banksy lanza numerosas preguntas al aire para que el espectador las rumie, las macere a través de su propio discernimiento y saque las conclusiones pertinentes. Se ha acusado al documental de tramposo en este sentido, por guiar la opinión del público hacia un lado de la barricada muy concreto, algo con lo que no estoy de acuerdo. Porque si algo es claro para el común de los mortales es que la industria no es más que un parqué bursátil camuflado de mecenazgo, una arena donde dar rienda sulta a la especulación monetaria pura y dura, y donde la prostitución del intelectual no es frenada ni por los principios (que no los hay) ni por el amor a lo que se hace (cuando uno no sabe qué es lo que hace y por qué es muy complicado). Por lo tanto decir que una reflexión es partidista por poner sobre el tapete las sombras de una de las argumentaciones no tiene ningún tipo de respaldo lógico. Siguiendo con el documental, y sin querer explayarme más, lo más interesante de su contenido, y que va muchísimo más allá de si te interesa el graffitti o no, es el ir al centro mismo del arte como disciplina y del artista como sujeto creador. 


La validez del arte por el arte, los estragos de la pasión desmedida, el mercantilismo, el ego, las motivaciones que subyacen al proceso creador, la superficialidad burguesa... Aspectos todos muy serios, como el arte, pero que como decía Wilde y firma Banksy, son presentados de la manera más divertida posible, sin perderle la sonrisa a este mundo loco y desalmado.



martes, 7 de febrero de 2012

DOGTOWN AND Z-BOYS de Stacy Peralta (2001)



Vamos a darle hoy un poco a la nostalgia, al menos para aquellos que como un servidor decidimos un buen día pasar del balón de fútbol y subirnos a una tabla de skate. La edad no perdona, al igual que el miedo a unas lesiones que no son las mismas que cuando era un zagal hecho de goma, pero sigo recordando con emoción cuando me subía a mi tabla e intentaba imitar los trucos imposibles de mis ídolos. Hablo de gigantes como Stacy Peralta, Tony Alva o Jay Adams, sin los que sería imposible imaginarse el deporte como es hoy día. Muchos siguen defendiendo el skate más como una forma de vida que como un deporte, y sin llegar a tanto y teniendo que reconocer que hoy día ha caido presa de las modas y las grandes marcas, hay que reconocer también que en su momento uno no podía analizar el skateboarding separándolo de los movimientos contraculturales y musicales que explotaron en EEUU en la década de los 70. Y qué cojones, que cuando un servidor vuelve a subirse sobre su maltratada tabla (pocas veces ya...), la sensación de paz, júbilo y libertad que lo invade no lo sienten ni una legión de imitadores de Messi.



viernes, 13 de enero de 2012

JOY DIVISION de Grant Gee (2007)


Links de Descarga en Comentarios

Nunca una banda hizo tanto con tan poco. Tan sólo dos LP's bastaron a Joy Division para elevar un grito que aún hoy, 30 años después, sigue produciendo ecos y siendo señal inequívoca de modernidad, vanguardia y transgresión. No sé si eso habla muy mal de nuestro presente cultural o es una prueba de la inmortalidad del cuarteto de Manchester, pero lo que es indiscutible es la capacidad de su música para traspasar las barreras generacionales y continuar instalada en un lugar de preferencia en el corazón de todos los que amamos el rock en su concepción más amplia. Con este trabajo Grant Gee no solo facturó uno de los mejores documentales sobre música jamás realizados, sino que alcanzó el alma de un grupo, y de toda una época, demasiado recubierta de mitos e hipérboles, que aunque fruto de la pasión no hacían justicia a su verdadera dimensión cultural. Co-escrito por el mítico periodista y escritor Jon Savage (England's Dreaming), Joy Division es un documental de obligada visión para todo buen melómano que se precie de serlo.



La historia muestra muy acertadamente la trayectoria del grupo no como un ente aislado, sino como resultado de un contexto histórico y social concreto, el de los grandes cambios que en Occidente, y más concretamente en Inglaterra, se dieron en los años 70. Anticipando el despertar del sueño hippie y la llegada de los oscuros 80, Joy Division  representaban el hambre de abrir nuevos senderos culturales por un lado, y por otro la influencia del deprimente y claustrofóbico Manchester post-industrial de la época. Un contexto que dio como resultado el nacimiento del post-punk incluso antes de que el punk llegara a su punto álgido, lo que nos habla de una banda muy por delante de sus tiempos. Desde el nacimiento del grupo en el 76 hasta el suicidio de Ian Curtis en 1980, seremos testigos de una evolución vertiginosa, pero como todos los procesos de desarrollo, tarumáticos, conflictivos y, en el caso que nos ocupa, de trágico desenlace. El documental nos ofrece un acercamiento sincero, descarnado, huyendo del mito o el sensacionalismo, y haciendo énfasis en una perspectiva de Joy Division como algo más que la plataforma de expresión de Ian Curtis, algo que quedó demostrado en la exitosa y posterior carrera del resto de la banda bajo el nombre de New Order. Y es a través de la humanización del mito, de mostrar sus defectos junto a sus indudables aciertos, como el ente cobra verdadera dimensión y se hace real, tangible y su influjo verdaderamente palpable. 


En definitiva nos encontramos ante un documento de imprescindible visionado, tanto por su valor histórico como por el ejemplo de las poderosas (a veces demasiado) fuerzas creadoras que laten en el interior del ser humano. 


Si no os apetece descargarlo, aquí está todo el documental. Aprovechad, que este tipo de cosas no suelen durar en Youtube!


jueves, 5 de enero de 2012

GET THRASHED de Rick Ernst (2008)


GET THRASHED (con subtítulos en castellano):
Link en comentarios


Hoy toca una de documentales, y encima de los que juegan con nuestra nostalgia. Este viaje al pasado de la mano de Rick Ernst probablemente no aporte nada nuevo al fan más experimentado, pero a buen seguro le hará soltar más de una lagrimita y pasar un rato formidable recordando lo grande que fue la década de los 80 para el metal.  Más de hora y media en la que veremos imágenes inéditas de conciertos, entrevistas a todos los principales protagonistas de la escena y las reflexiones de bandas actuales sobre la impronta que en ellas dejaron los discazos que nos legaron aquellas legendarias formaciones.




jueves, 1 de diciembre de 2011

FUGAZI - Instrument (1999)



Links de descarga en comentarios


Continuamos con los documentales sobre música, y hoy toca uno muy especial, tanto por la factura del mismo como por la banda a la que está dedicado. Porque si algo se puede decir de un grupo como Fugazi es que, ante todo, son diferentes. Únicos en un planteamiento musical libre de cualquier corsé o atadura estilística, y diferentes por una filosofía respecto a su trabajo creativo y su relación con la industria (su no relación, de hecho) que les aleja de cualquier otra formación del planeta. Y es que no sólo hablamos de una de las bandas esenciales dentro de la historia del rock (más allá incluso del mérito de haber creado todo un género, el post-hardcore), sino de un discurso íntegro y coherente que demostró con los hechos y un éxito abrumador que era posible triunfar sin contar con ningún intermediario de la industria musical. Desde su propio sello Dischord, manteniendo férreamente los precios de CD's y conciertos en unos niveles asequibles para el público, negándose a comercializar merchandising y rechazando dar entrevistas en grandes medios, Fugazi se convirtió en sinónimo de ética dentro de un negocio lleno de estrellas, acomodados y parásitos. Mientras se mantenían firmes en su propósito de ser los únicos dueños de su música, tuvieron tiempo de dejarnos por el camino una discografía única, inimitable, y en la que brillan obras maestras como Repeater (1990) o In On The Kill Taker (1993). Una historia de convicción, valentía y principios que continúa a día de hoy y que el documental a cargo de Jem Cohen tan bien retrató.

Jem Cohen

Eso sí, el que espere un bello documental clásico con un hilo temporal claro, momentos de emotividad y fragmentos de rebeldía pueril, que se vea Pearl Jam Twenty, que de eso tendrá rato largo. Un documental sobre Fugazi no podía ser algo así, debía ser diferente. Para ello el cuarteto de Washington llamó a su amigo Jem Cohen, reputado cineasta independiente autor de maravillas como Chain (2004), Lost Book Found (1996) o Buried In Light (1993). Amante de la música y en concreto de la filosofía DIY del punk, son probablemente sus trabajos en ese campo los que le han otorgado mayor notoriedad. De esta pasión nacen sus documentales Benjamin Smoke (sobre el cantante de la banda Smoke), el corto Lucky Three (centrado en los últimos años del genial y malogrado Elliot Smith) o el galardonado directo que filmó de The Ex.


Instrument recoge diez años de grabaciones (1988-1998) junto a Fugazi, tanto de directo como en la intimidad el cuarteto. Saltándose los convencionalismos y clichés del rock, Cohen se apoya en su habitual fórmula fragmentaria que sin seguir ningún hilo argumental claro refleja como nadie el verdadero espíritu y filosofía de una de las bandas más especiales que nos haya dado la música. Con ese estilo onírico, visual e hipnótico que tan bien maneja el neoyorquino, nos adentramos sin necesidad de palabras en la verdadera alma del cuarteto, en esos directos de set-lists improvisados y electrificantes, en esos enfrentamientos con los amantes del mosh o en las mágicas sesiones de grabación. Muy significativas también son las imágenes del público, que traslucen el respeto de banda y director por unos fans a los que tienen en cuenta como individuos y no como una masa sin rostro, anónima más allá de su presencia en los conciertos. Y cuando la cámara penetra en la intimidad del grupo no vemos dilemas existenciales, dramatismos ni épicas, sino a cuatro tíos representando lo que debería ser un artista. Pura creatividad, un discurso político demoledormente bien articulado y amor hacia la música en estado puro, sin adulterar por la industria. Eso son Fugazi, nada más y nada menos, pero siempre diferentes. 

Fugazi y Jem Cohen

Nota: la descarga contiene una carpeta con el documental y el archivo de subtítulos. Para reproducirlo basta con pinchar la carpeta y darle a reproducir. Los subtitulos son reconocidos e incorporados automáticamente (si no es así, los programas suelen dar la opción de buscar el archivo manualmente) por la mayoría de reproductores, pero recomiendo VLC ya que en mi opinión es el mejor de los que hay actualmente.

DEDICADO A ABBATH!!!






miércoles, 23 de noviembre de 2011

AMERICAN HARDCORE: The History Of American Punk Rock 1980-86


Antes de nada, quiero daros a todos la bienvenida a este nuevo espacio que abro como complemento y ampliación a Ecos de R'Lyeh. Si mi primogénito es una criatura hecha de ecos y melodías, mi segundo retoño es un cajón de sastre (o desastre, ya veremos cómo crece) para dar cabida a todo el espectro de gustos, apetencias y opiniones que bullen en mi cabeza. Quiero que sea un blog más abierto y transversal, en el que haya sitio para el cine, el cómic, la ilustración e incluso reflexiones primigenias sobre la mierda de entorno que nos ha tocado sufrir. No va a ser necesariamente un sitio de descargas, aunque en la medida de lo posible intentaré que podáis acceder al material al que haga referencia, pero todo vendrá determinado por el tiempo del que disponga. Como siempre, espero que os guste y que me ayudéis con vuestros comentarios a hacer del Desván de Cthulhu un lugar mejor. 



Meses llevo intentando dar forma a este blog, y como me pasa cuando escribo, hasta que la primera palabra no parpadea en la pantalla no tengo ni idea de que es lo que va a continuar. Del mismo modo he decidido abrir el Desván de Cthulhu, guiándome por mis instintos. Y ellos me han llevado a decantarme por este maravilloso documental, indispensable para todos aquellos que aman el hardcore y todo lo que representó en una de las décadas más difíciles que le haya tocado vivir a la juventud occidental. American Hardcore es el relato de un parto doloroso, una infancia tortuosa y una  muerte abrupta, testimonio de un movimiento que brilló con una intensidad cegadora, fruto de la rabia y el descontento, cuya mecha se quemó a tal ritmo que se consumió en un breve espacio de tiempo, pero dejando una huella en la memoria musical y cultural que todavía hoy resuena con una fuerza inusitada.



Estamos ante un documental, que como el hardcore, sobrepasa sus limitaciones técnicas a base de energía y carga emocional. Hay que señalar, sin embargo, que esas limitaciones vienen determinadas por unas imágenes de archivo provenientes de la era pre-VHS y no por el mal hacer de un director, Paul Rachman, que demuestra un conocimiento y amor por el género nada desdeñables. A través de esas imágenes de archivo (espectacular ver los primeros y salvajes conciertos de Black Flag, Minor Threat o Bad Brains) y entrevistas a los principales protagonistas del movimiento, el espectador se hace una imagen muy clara de aquella salvaje y caótica explosión de rabia sonora y política que desde sus orígenes en California se expandió como un virus por la geografía norteamericana, escandalizando a la sociedad conservadora bajo el manto protector del inefable presidente Reagan. Su reelección marcó el principio del fin para un género consumido por la violencia y las contradicciones internas, pero que dejó una huella profunda en las mentes de muchas bandas posteriores.




En estos días de convulsiones e incertidumbre, donde la derecha rancia y arrogante se deleita con el cadáver putrefacto de la izquierda "oficial" y la música es más que nunca un producto estéril e inofensivo para generar consumidores idiotizados, es cuando más brilla un documental como American Hardcore, recordatorio de las famosas palabras de Lenin: la juventud es la llama de la revolución. Aunque ésta arda tanto que acabe consumiendo a sus portadores.

American Hardcore - Online (Subtitulado al castellano):



American Hardcore (Documental) from hardcorepunkarg3 on Vimeo.


Enlaces de descarga (intercambiables a través de Multiupload):
Parte 1: http://www.multiupload.com/OPER0R2RVD
Parte 2: http://www.multiupload.com/XKKMJHTWAZ
Parte 3: http://www.multiupload.com/I6BK59M8UJ
Parte 4: http://www.multiupload.com/1WOS7LH9BH
Parte 5: http://www.multiupload.com/7KNFW8DQUV